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Anubis y Xolotl, dos deidades con bastante en común

Tanto Anubis en la mitología egipcia; como Xólotl en la mexica, eran la representación de un dios, que ayudaba a los espíritus de los difuntos a cruzar “al otro mundo”. De igual modo, su imagen era sumamente similar, pues consistía en una figura con cuerpo de hombre y cabeza de can.

El dios Anubis de Egipto

Guardián y gobernador absoluto de las puertas o el principio del inframundo.

Anubis, según los egipcios, tenía la importante misión de supervisar el embalsamiento y la momificación de los difuntos. Por eso los sacerdotes que se encargaban de este proceso de purificación de los cuerpos, lo llevaban a cabo en tiendas o áreas llamadas “sala del dios Anubis”, donde utilizaban máscaras con el rostro de este dios canino.

el dios anubis

En esas ceremonias donde preparaban el cuerpo de los muertos, se llevaba a cabo el pesaje de los órganos. Entonces, de acuerdo al Libro de los Muertos, cuando era turno de pesar el corazón, el mismo dios Anubis determinaba si el individuo era digno de acceder a la vida eterna. De este modo, Anubis tenía el poder de decidir el destino de las almas.

El dios Xólotl de México

Por otro lado, tenemos al dios Xólotl, quien en la mitología mexica era el hermano gemelo de Quetzalcóatl. Xólotl poseía el poder del nahualismo, facultad mediante la cual una persona puede adoptar la forma de un animal. Es por ello que podía transformarse en huexolotl, guajolote; axolotl, ajolote y xoloitzcuintle, el místico perro mexicano.

De acuerdo con esto, el dios Xólotl entregó a los humanos el perro xoloitzcuintle para la salvación de sus espíritus en el peligroso camino del Mictlán, es decir, el Lugar de los muertos o inframundo. Lo anterior, debido a la inteligencia y fidelidad de esta especie, pues así le proporcionaba protección y auxilio al alma del difunto para que pudiera llegar hasta el final del recorrido. Por eso, los mexicas se dedicaban a la crianza de esta especie.

El viaje al Mictlán duraba cuatro años, durante los cuales el espíritu del difunto afrontaba diferentes pruebas y dificultades. La primera consistía en atravesar el río Chiconahuapan. En la orilla opuesta de este río se encontraba el reino de los perros y si alguno de estos reconocía a su dueño, nadaba hasta él para ayudarlo a cruzar. Pero, si a lo largo de su vida, el difunto no había tratado bien a los animales, se quedaba sin poder cruzar y jamás lograba su descanso eterno.

quien era el dios xolotl

Asimismo, los perros volvían a ayudar a sus amos a regresar a la tierra de los vivos en la celebración del día de muertos. Debido a eso, es común que incluso hoy en día, se coloque en los altares que se montan durante esta fiesta mexicana, una estatuilla de barro representando a uno de estos dioses perrunos. Tal como hacían los antepasados con el perro que el dios Xólotl asignó para la guía de las almas.

Como pudimos leer, ambos dioses, en distintas culturas, tiempo y lugar son el algunos puntos muy similares en cuanto a su figura, la de un perro, pero sobretodo en cuanto a su conexión con la muerte o el inframundo, sirviendo como guías para los humanos que iban de este plano, al otro.

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