Demonología

Nuestras ideas modernas del mundo demónico, o incluso infernal (que no necesariamente son lo mismo, como lo vimos en este otro artículo), han sido moldeadas por milenios. La cultura popular nos ha bombardeado con películas, libros, series, entre otros. Los estudiosos académicos llevan siglos publicando trabajos donde se describen estas entidades sin escatimar detalles.

Pero estas ideas, como todo en nuestra sociedad, han mutado sin cesar por generaciones. Y hoy intentaremos ver un poco de cómo eran los demonios concebidos en los inicios de la tradición Abrahámica.

Comencemos.

Los Demonios en el Judeocristianismo Temprano

La imagen que ves sobre estas líneas es el amuleto de Arland Tash. Construido alrededor del siglo séptimo antes de la Era Común, este es el más antiguo y único amuleto conocido en lengua Cananea. Este amuleto es además una de las más antiguas representaciones pictóricas de demonios que conservamos del judeocristianismo primitivo.

Esta representación es muy importante, pues aún cuando para muchos de nosotros pudiera parecer algo evidente, la naturaleza opositora y “malvada” (a falta de un mejor término) de los demonios es algo que tenemos que considerar y definir.

En nuestro artículo pasado vimos como, en muchos contextos, la palabra “demonio” se toma directamente desde su procedencia del latín “daemon”. Visto de esta forma, no habría cualidades de bondad o maldad implícitas, sino que nos referiríamos en general a algún tipo de entidad fuera del espectro de lo físico. Este es el caso en muchas tradiciones humanas y en muchas ramas del esoterismo y la magia. Pero no era el caso para los Judíos antiguos.

Tenemos que comenzar entonces por su definición hebrea primitiva. Los demonios, vistos en este contexto específico, eran definidos como divisores, espíritus, agentes espirituales y/o ángeles caídos.

Si sigues alguna tradición religiosa judeocristiana esto sonará apenas natural para ti, pero como ya lo hemos visto anteriormente, son claridades necesarias dada la gran diversidad de significados que una palabra como Demonio puede tener.

La Demonología Israelita Primitiva

Definir el término fue nuestro primer paso, pero debemos ahora empaparnos más del contexto de su estudio.

Israel tomó muchas de sus ideas religiosas, como es natural, de la influencia cultural de sus vecinos y predecesores. Nos referimos a Egipto y Mesopotamia. En la imagen anterior pudiste haber notado rasgos pictóricamente similares a alguna de estas culturas. Sin embargo, en mi opinión, lo más interesante no es la similitud. Es la diferencia.

El antiguo Egipto no escatimó en mostrarnos representaciones de seres espirituales. Buenos, malos, todos tenían un lugar en su arte. Israel fue distinto, por mucho tiempo prácticamente opuesto. Durante un gran periodo es muy difícil encontrar imágenes sobre ángeles o demonios más allá de la palabra escrita.

Esto en sí mismo podría mostrarnos que la demonología, o el estudio de estas entidades, no podía haberse desarrollado mucho en sus etapas iniciales. Pero esto cambiaría gradualmente al adentrarnos en el Periodo Persa, gracias a la llegada del Judaísmo Apocalíptico.

La fascinación por el final de los tiempos parecía haber despertado un interés mayor, similar al que sus vecinos ya habían tenido, por el estudio de las entidades sobrenaturales. A partir de este punto podríamos encontrar los primeros rasgos de la demonología israelita primitiva.

Demonología y Mitología en este Periodo

El pueblo Judío, entonces, no tenía una base muy amplia en este estudio cuando ocurrió el boom apocalíptico. Pero, como ya lo vimos, sus ideas previas sí podemos datarlas y estudiarlas, para entender cómo pasaron de descripciones mínimas y de paso en sus textos bíblicos, a libros completos y temor generalizado por siglos hacia demonios específicos.

Estas ideas nos traen de regreso a Egipto y Mesopotamia. En estas zonas los demonios (de nuevo, entendidos como entidades específicamente malignas) jugaban un papel fundamental dentro de su mitología.

Un rasgo posteriormente heredado por los Judíos sería la concepción de estas culturas de los demonios con partes animales.

Hoy en día podrá parecerte común si alguien te dice que un demonio tendría patas de cabra, cuernos o escamas, pero ya vimos que estas ideas nunca procedieron propiamente de las bases bíblicas o religiosas propias del pueblo Judío.

Sus contrapartes Egipcias siempre gozaron de estos atributos. Tenían partes de cocodrilos, hipopótamos, y esto ocurrió con todos sus vecinos contemporáneos. Es algo entendible, ya que representaban peligros reales y naturales a su alrededor, en formas que imponían respeto y eran representadas en el arte sin mayores tabúes.

Para cuando los Judíos del Periodo Persa quisieron buscar respuestas por las formas de sus demonios, traían ya siglos de influencia cultural que les daban una idea mucho más clara que sus propios textos bíblicos. Sólo que ahora, desligados de su contexto original, ya no aludían a la naturaleza y el respeto, sino al miedo, a lo ajeno y a la maldad más pura.

No Hay Bien vs Mal: Hay Orden vs Caos

Contrario a las ideas más contemporáneas de las religiones que sucedieron al Judaísmo primitivo, el estudio de los demonios más antiguo dedicaba menos tiempo a definir cientos de entidades, sus formas, comportamientos y hasta nombres, y se dedicó a fundamentar una idea que sería crucial más adelante.

La demonología primitiva, apenas naciente, suponía un reto intelectual, religioso y filosófico. Construir un completo panteón mitológico de seres monstruosos era sólo una parte. Lo más importante era la definición de lo que esto suponía.

También tomado de sus vecinos de la época, entendieron que estas nuevas entidades que estaban dispuestos a estudiar representaban algo opuesto a lo divino. Pero… ¿en qué sentido?

Si algo nos enseñan las mitologías antiguas, incluido el Antiguo Testamento, es que la concepción primordial de la sociedad iba mucho más allá del bien contra el mal. Estos, finalmente, son construcciones de pensamiento humanas, y sería muy difícil haber pensado que la gran maquinaria natural, o universal, reparara mucho en esto.

Los mitos de creación, que pudieran ya haber hablado de los demonios más antiguos, descritos entonces como monstruos, bestias, el levitan, Tiamat, entre otros, les otorgaban un atributo diferente. Más allá de la maldad, lo que para ellos había creado el mundo había sido la victoria del orden sobre el caos. 

¿No es eso lo que ocurre en el génesis? ¿No es el orden lo que prevalece, en forma de la luz sobre la oscuridad?

Si estos temas te interesan, te recomiendo leer a Henrike Frey-Anthes, en su libro ‘Conceptos de Demonios en el Antiguo Israel’, y te invito a leer mis otros textos en Instagram, tocando justo aquí.

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