Hace algunos años, en la diócesis de Roma de 2014, el Papa Francisco reveló una atrevida e interesante historia acerca del crucifijo que siempre lo acompaña en su atuendo. Un crucifijo diferente, de plata, que esconde una historia digna de titularla “El crucifijo del robo”.

El Papa Francisco ocupa un crucifijo diferente

La historia cuenta que la cruz perteneció al Padre José Aristi de la Parroquia del Santísimo Sacramento en Buenos Aires, Argentina. El Padre Aristi, fue muy famoso por haber confesado en dos ocasiones al Papa Juan Pablo II en sus visitas a Argentina.

Una mañana el Papa Francisco, en ese entonces de nombre Jorge Bergoglio, se enteró que el Padre Aristi había fallecido, se apresuró para estar en la iglesia, y cuando llegó se dio cuenta que el ataúd no tenía flores.

Acudió a una florería a comprar algunas y cuando regresó para dejarlas en el ataúd vio el crucifijo que el Padre Aristi tenía en la mano, El crucifijo del robo, y se dijo: “¿ese ladrón que todos tenemos dentro, no?”, tomo el crucifijo y con un poco de fuerza lo arrebato de la mano del Padre Aristi.

“Desde ese momento lo he guardado y he dicho: dame la mitad de tu misericordia” así lo dijo el Papa Francisco en esa reunión, aclarando que, a partir de ese momento, siempre lleva consigo el crucifijo.

Ejemplo del crucifijo del Padre Aristi
Ejemplo del crucifijo del Padre Aristi

“Y cuando me viene un mal pensamiento contra cualquier persona, la mano la llevo aquí, siempre. ¡Y siento la gracia, siento que me hace bien!”

Este crucifijo, o como yo le llamo “El crucifijo del robo”, ¿será un símbolo de maldad o de benignidad? ¿Será una penitencia que todos los días el sumo pontífice carga en su vida? ¿O de verdad será ese objeto que no le permite pecar en el día a día?

La confesión del Papa Francisco, nos lleva a pensar por diferentes vertientes, ya que por un lado nos hace ver que el Papa Francisco sigue siendo un ser humano, tan común y tan corriente como tu o como yo, que es un ser humano que no está exento del pecado y que día a día intenta ser mejor persona.

Siempre agradable el Papa Francisco
Siempre agradable el Papa Francisco

Por otro lado, la confesión nos permite ver que su compromiso con los preceptos de Dios, no estaba muy bien afianzado en ese entonces, ¿seguirá sin afianzarse?

Una vertiente más puede ser que su naturaleza humana de ser pecador, no es controlada ni por él ni por Dios, si no que necesita un algo que le recuerde que el mal existe en su vida y tiene que huir de él.

Por ultimo, el valor para confesar una situación de esa índole es de admirarse, ya que al ser una figura religiosa pública y de influencia para el mundo, lo que diga, confiese o argumente tiene mucho impacto en la sociedad, puede ser para bien si lo vemos desde el punto de vista de que su corazón está limpio y por eso habló del tema, o para mal si lo vemos desde el punto de vista de que cualquiera puede decir: “¿ese ladrón que todos tenemos dentro, no?”

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Nos leemos en la próxima.