Dentro del marco pandémico y de resquebrajamiento social en el que vivimos hoy, en redes sociales, nace un movimiento que busca eliminar del catálogo de enfermedades de la OMS (Organización Mundial de la Salud) a la pedofilia. “MAP: Minor-Attracted Person” o en español “Personas atraídas por menores”.
Este movimiento tiene como fundamento la idea de legalizar y normalizar la pedofilia en la sociedad, justificando que es una “nueva orientación sexual”.
Tomando como referencia, la bandera del movimiento LGBTTTIQA, el movimiento MAP: Minor-Attracted Person, utiliza como estandarte una bandera con franjas horizontales que van de un degradado azul, que representa a los niños, hasta un degradado rosa que representa a las niñas, dejando en medio el color blanco, para justificar la pureza de su orientación sexual.
Usuarios de redes sociales, denunciaron estos grupos pidiendo la cancelación y bloqueo definitivo de los mismos. La pregunta es: Si la idea ya está en la mesa, ¿qué o quién los va a detener?
Este es un tema muy controversial, ya que si no mal recuerdo, la sociedad ha señalado a la pedofilia como un gran problema, enfermedad y hasta pecado. Se ha condenado gravemente desde personas y delincuentes hasta Obispos, Pastores, y demás dirigentes religiosos que han participado en este tipo de prácticas.
En el estricto orden moral, la sociedad tiene toda la razón, la pedofilia atenta con el bienestar de los niños. Abiertamente, estoy en total desacuerdo con la pedofilia y la idea de manejarla como una orientación sexual.
El punto de análisis es el siguiente: Si una persona perteneciente al “MAP” exige que se le reconozca su situación como una orientación sexual y no una enfermedad, la sociedad debería aceptar la exigencia, ya que en algún momento las personas pertenecientes al movimiento LGBTTTIQA, se les consideraba en condición de enfermedad y la sociedad rompió ese paradigma para ahora considerarlo una orientación sexual, ¿qué cosa podría detener el cambio de este paradigma?
Es en este momento, cuando mucha gente puede llegar a pensar, “Es que Dios aborrece este tipo de acciones que dañan la integridad de los niños”. Existen religiones, como el islam, en el que casarse a una edad muy temprana, no es mal visto.
La esposa favorita de Mahoma, se llamaba Aisha, y se dice que cuando contrajeron matrimonio, Mahoma tenía cincuenta y tres años y Aisha seis o siete. Algunos historiadores mencionan que la edad era mas pegada a los diez u once años, pero el hecho es, que era una niña.
¿Quién tiene la razón? ¿el dios del islam?, ¿el del judaísmo?, ¿el del cristianismo?, o ¿el de la sociedad? Porque en el islam casarse con una niña no es mal visto, en el cristianismo es un pecado al tener que ver con la fornicación y la inmoralidad sexual, para la sociedad es un daño físico y mental, pero para la evolución de los paradigmas del pensamiento debe ser una posibilidad, ya que, si se hizo una vez, se puede volver a realizar, ¿o me equivoco?
En este mundo existen cosas buenas y cosas malas, las buenas ayudan y las malas afectan, pero, ¿quién define qué es lo bueno y qué es lo malo?, ¿la religión?, ¿la sociedad?, ¿o Dios?
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