religiones del medio oriente

¿Buda original y Buda copia?

Es común en occidente, sobre todo en épocas contemporáneas encontrarse con esculturas, imágenes y figurillas de plástico o porcelana con la forma representativa de Siddartha Gautama mejor conocido como Buda. Su figura alta y esbelta con un rostro sereno casi siempre con ojos cerrados o semiabiertos que reflejan paz interior y autocontrol. 

Aunque también nos llegamos a encontrar con otro tipo de figuras de quien la gente dice se trata de Buda; un personaje corpulento, de gran sonrisa y un estómago prominente y abultado que casi siempre sobresale de su túnica. En realidad se trata de Hotei, un monje del siglo X cuya vida es una amalgama de mitos y realidades, aunque sí, en realidad Hotei también era budista.

Siddharta Gautama fue un príncipe que gobernaba el estado independiente de Sakya Ganarajya, cerca de Nepal. Buda no era su verdadero nombre, ya que buda es una palabra que significa ‘iluminado’, haciendo alusión a la renuncia que hizo a su vida de lujos y comodidades, tras descubrir la realidad de la existencia humana que su padre la había escondido durante muchos años, llevando a partir dese momento una vida ascética y mendicante, dedicándose a la meditación hasta encontrar el nirvana y la liberación espiritual.

El orden de las fechas

No existen fechas exactas entre su nacimiento y descenso, sin embargo se calcula que nació entre el 563 y 483 a.C. y se cree que murió entre el 483 y 368 a.C.

La existencia de Hotei se llevó a cabo muchos siglos después, naciendo en el siglo IX, aunque no se sabe el año exacto, y muriendo entre el año 916 y 917 d.C. y tampoco era indio, sino chino.

quién es hotei
Hotei, el Buda alegre

De la vida de Hotei se ignora casi todo, y únicamente se conserva un texto zen del año 988 d.C. en el cual se le describe como un monje excéntrico que viajaba de un poblado a otro cargando siempre un saco de tela (que en chino se dice hotei, y de ahí su nombre).

De hecho, lo que ha perdurado de él es un conjunto de anécdotas y relatos legendarios, probablemente todos apócrifos, hasta el punto de que otras versiones dicen que era un sacerdote nómada llamado Ch’i-t’zu Qici (Keishi para los japoneses) que vivió en tiempos de los Song, lo que retrasaría su ubicación cronológica hasta el paso del siglo IX al X.

Hotei Japonés

Los japoneses adoptaron así a Hotei, al que llamaron Budai, incorporándolo al grupo de los Siete Dioses de la Fortuna (el siete, aclaremos, era el número de la buena suerte) junto a Ebisu, Benzaiten, Bishamonten, Daikokuten, Fukurokuju y Jurojin, todos ellos procedentes de corrientes diversas como el sintoismo, el taoísmo o el hinduismo. Los integrantes de ese panteón se repartían ser divinidades de la riqueza y la prosperidad, cada uno en un campo determinado (negocios, agricultura, longevidad, etc). Hotei era el patrón de los adivinos y los taberneros, guardián de la infancia y deidad de la popularidad. Su comportamiento vagabundo se revelaba contrario a las normas establecidas, lo que le otorgaba cierto carácter picaresco.

En el período Edo, la iconografía de Hotei se enriqueció con un detalle: aparecer siempre rodeado de niños, de los que era protector, a menudo amparándolos bajo un paraguas o ayudándolos a vadear ríos sobre sus hombros, de ahí que junto a ellos se le vea más feliz aún, mientras que cuando está junto a los otros seis dioses parezca más bien serio o triste.

¿La reencarnación de Buda?

La cuestión es ¿cómo un personaje tan diferente a Buda ha podido llegar a ser identificado con él? Ante todo está la confusión cacofónica que se dio en Japón entre los nombres de Buda y Hotei, allí rebautizado Budai como vimos. Asimismo, en tiempos de la dinastía Lang se propuso que el Buda Maitreya tenía que ser un personaje benévolo (eso significa la palabra sánscrita maitrī), siendo la generosa barriga de Hotei un buen símbolo de ello por dos razones: una, que por su capacidad podía albergar un gran corazón (de ahí que se convirtiera en costumbre extraoficial acariciarle la panza para obtener fortuna); dos, esas características hacían que las autoridades no le considerasen peligroso.

Por otra parte, había un viejo proverbio que se le atribuyó en el momento de su muerte e incitó a pensar, a despecho de una prohibición imperial, que era la esperada reencarnación de Buda Gautama. Una expectativa que los budistas ansiaban desde hacía mucho y que ya habían errado siglos antes al asignar dicha reencarnación a otros personajes históricos, entre ellos la emperatriz Wu Zetian y el maestro Yunmen Wenyan, por ejemplo. El proverbio en cuestión decía así:

“Maitreya, el verdadero Maitreya / se ha reencarnado miles de millones de veces. / A menudo se muestra a la gente en ese instante; / en otras no lo reconocen.”

Por tanto, con posterioridad a su óbito fueron varios los pensadores (caso de Xiyan Liaohui, un maestro Chan del siglo XIII, o de Gesshū Sōko, poeta del XVII) que consideraron razonable deducir que Hotei era Buda reencarnado.

Hotei en otros países asiáticos

En Mongolia también se rebautizó a Hotei, en este caso con el nombre Enkh Amaglan Khan, que era como se aludía en su lengua a Kangxi, cuarto emperador de la dinastía manchú Qing (en realidad se llamaba Xuányè, pero referirse a un emperador por su nombre propio estaba considerado una falta de respeto), originando una confusión entre ambos. También en Tailandia hay equivocación y encima complicándose todavía más, puesto que las frecuentes estatuas e imágenes de Hotei-Buda lo asimilan a un tercer personaje: Phra Sangkadchai, monje que conoció personalmente a Siddhartha y que era célebre por su sencillez a la hora de enseñar.

La historia dice que en su juventud Hotei era tan hermoso que hasta los hombres le proponían matrimonio y fue por esa razón que prefirió cambiar de aspecto, desarrollando su característica gordura.

Su cuerpo se conserva embalsamado y expuesto al público en el Gran Salón del Templo Yueliense, en el distrito de Fenghua, China.

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