Homero Masonería

Es sabido por muchos que Los Simpson, la famosa serie que nos ha acompañado por décadas, ha retratado casi cada aspecto de nuestra sociedad. Incluso algunos tan específicos como la Masonería, despertando la curiosidad de muchos por esta antigua institución. Pero, ¿qué tanta verdad hay detrás de esto? ¿Es acaso un reflejo, o una crítica, hacia esta antigua Orden? ¿Puede haber más de lo que pensamos en el capítulo ‘Homero, el Grande’?

Somos lo que consumimos. Siempre lo he pensado. Es más, siempre he estado seguro de ello.

La cultura popular de nuestros tiempos, a través de la televisión, música, libros, cine, cómics y arte, en general, no es sólo un producto de nuestra sociedad, sino un factor activo en la creación y desarrollo de la misma.

Si me lo preguntan, y aún siendo un lector empedernido, puedo decir que hay más frases de los Simpson que use en mi día a día, que de los autores más famosos en la literatura. De alguna manera, millones de personas crecimos asimilando contenidos que, sin saberlo inicialmente, nos permearían de por vida.

Y, muy pocos de ellos, hablando desde mi perspectiva personal y estoy seguro que desde la de muchos más, han sido tan emblemáticos como la amarilla familia de Springfield.

Hoy quiero hablarles de mi capítulo favorito, de una de mis series favoritas, y de uno de mis temas de investigación favoritos.

Simpsons, Magios y Masonería.

Los Símbolos son más Importantes que las Instituciones

Las ideas cambian al mundo, pero únicamente las ideas que logran la trascendencia.

Sí, esa misma trascendencia de la que las religiones, la alquimia, el esoterismo y la mismísima magia ceremonial tanto han anhelado alcanzar.

Pero, para que una idea la alcance, debe ser lo suficientemente potente, descriptiva de su época y lo suficientemente simple para ser asimilada por el inconsciente colectivo.

Es por eso que la imagen de Homero Simpson, aún siendo aparentemente no más que un dibujo de piel amarilla, puede transmitirnos conceptos muy claros sobre la irresponsabilidad, ineptitud, los vicios e incluso la fallida sociedad de consumo de finales de los ‘90 – al mismo tiempo que somos capaces de empatizar y hasta generar sentimientos por un ser de la ficción.

Sin importar si estamos en Latinoamérica, Estados Unidos, Europa, o en cualquier otra nación, con otro idioma y costumbres, la imagen de Homero es capaz de evocar este cúmulo de ideas y sensaciones que trascienden todas las barreras, en millones de personas distintas.

Esta abstracción, susceptible de ser apropiada por diversos individuos e incluso dar enseñanzas profundas, es un símbolo.

Y, hablando de símbolos, sigan conmigo, pues regresaremos a ese tema muy pronto.

La trascendencia de las ideas es, entonces, lo que poco a poco, ladrillo a ladrillo, va construyendo nuestra sociedad. Desde la mitología griega, hasta los discursos bíblicos o las obras de Shakespeare, estos símbolos y las historias que crean a través del tiempo, viven incluso cuando las más grandes instituciones y los mayores imperios colapsan.

Historias, así es. Si las ideas cambian al mundo, son las historias las que le dan forma.

Y ahora, para los lectores no versados en la mitología amarilla, quiero contarles sobre el día en que Homero, un padre de familia promedio, fue iniciado en una sociedad secreta. O discreta. Ya llegaremos a eso. Lo importante es que todos sabemos que las sociedades secretas son fascinantes.

Homero, el Grande

El episodio 115, transmitido durante la sexta temporada de Los Simpson, tocó uno de los temas que hacen las delicias de teóricos de la conspiración y estudiosos de las instituciones iniciáticas por igual. Es decir, las instituciones iniciáticas, precisamente.

Pero, ¿qué es una institución iniciática, entonces?

Me alegra que lo preguntes.

Pero no queremos spoilers, así que continuaré con mi narración.

Homero Simpson, un día cualquiera, se percata de los inusuales privilegios de los que dos de sus compañeros, Lenny y Carl, gozan dentro de la planta nuclear donde trabajan. Aún compartiendo el mismo espacio, parecieran pertenecer a una élite encubierta, de la cual hasta ahora nuestro protagonista no había sospechado.

Tras seguirlos, Homero descubre que sus amigos se reúnen en un extraño templo en horas de la noche, cubierto de extraños símbolos y del más extremo secretismo. Como no podía ser de otra manera, decide llevar su investigación aún más allá y espiarlos… lo que logra sin ningún éxito, al ser descubierto en el proceso. Y, es justo entonces, cuando se nos presenta a la sociedad secreta que hoy nos ocupa.

Los Magios (o Stonecutters)

Los Magios se definen a sí mismos como una muy antigua Orden que busca guiar a la humanidad. A través del capítulo conocemos más detalles al respecto. Por ejemplo, para ser miembro no basta con tocar las puertas, no. Se debe ser hijo de un Magio, o haberle salvado la vida a uno. Lo cual, en sí mismo, es sólo parte del proceso.

Para ser admitido en esta institución (al Homero haber descubierto que su propio padre era un Magio, así como miembro del partido comunista) el candidato debe pasar una serie de pruebas simbólicas, con los ojos vendados y hacer un solemne juramento.

Lo cual por supuesto vale la pena, ya que nos explican que sus miembros pasan su tiempo en actividades tales como dirigir el mundo, contactar extraterrestres o hacer ganar el premio Óscar a sus ‘Hermanos’. No puedes ser más cool que eso, hay que decirlo.

Pero no pasará mucho tiempo para que Homero, tras ser develado como el profético Magio elegido y convertirse en el líder espiritual del grupo, vea que, en la práctica… las cosas son un poco menos “filantrópicas” de lo que sonarían…

Del Vicio y la Virtud

Si algo es claro para mí de este episodio, es que su protagonista no habría podido ser ningún otro de los habitantes de Springfield.

Homero es la encarnación de la pereza, el vicio y la visión pesimista y autocrítica del sueño americano a fines de los años ‘90. Y este episodio, en particular, no escatima un segundo, a partir de la aparición de esta sociedad secreta, para mostrarnos cómo los ideales más nobles, de ser convertidos en un club social complaciente y trivial, pueden terminar siendo nada más que espacios de fiestas con pasos extra.

Si bien sus miembros son la élite de la ciudad, el país, y puede que del planeta, es incluso para Homero claro que su actuar está muy lejos de ser relevante.

Entre reuniones para tomar cerveza con cánticos que resultan siendo satíricos y deliciosos elogios propios (y una de las mejores, si no es que la mejor, canción de toda la serie) y juegos de cartas, los Magios se muestran como holgazanes en lugar de los pro-hombres que se nos hicieron ver en un principio.

Pero, aún siendo una institución centenaria, o incluso milenaria, vemos su fin en este mismo capítulo, ante la terrible idea de Homero de convertir a los Magios en un pilar real de ayuda a la sociedad. Con algo de tiempo para hacer representaciones de la guerra civil a cargo de monos, ¡pero no nos desviemos del tema!

Los Simpson han sido siempre una mordaz crítica a la sociedad de su época, y aunque es muy clara la enseñanza de este capítulo, sobre la degradación de los ideales más nobles, es también una alusión absolutamente clara a una institución completamente real.

Ahora hablaremos de la Masonería.

Entonces… ¡¿Los Magios sí existen?! ¿Masonería?

Pues… Sí. Y no.

Así como los Magios, existe una Orden muy antigua, que desde hace siglos (o milenios, dependiendo a quién le preguntes) se ha dedicado a enseñar a sus miembros, por medio de símbolos (¿viste que era importante la introducción?) y alegorías (como, básicamente, todo lo que hemos visto en este episodio) un sistema filosófico orientado a ayudar a mejorar a la sociedad en que vivimos.

Esta institución, que en algún punto fue una sociedad secreta, pero hoy en día es discreta, se llama Masonería.

Muchos de los elementos vistos por Homero son tomados, de forma muy directa, de aquí. Otros no. Otros no… tanto. Así que, comencemos a comparar.

Magios vs Masonería

La Masonería SÍ es una Orden muy antigua. Para ser un miembro SÍ hay que pasar por un proceso de admisión. Para ser miembro NO hay que ser hijo de uno, o haberle salvado la vida a uno. Aunque, para ser justos, si pudieras salvarle la vida a uno… no estaría de más, ¿no?. La Masonería SÍ tiene complejos rituales, tanto de iniciación (curiosamente parecidos a los que vivió Homero, para sorpresa de nadie a este punto) como para sus reuniones. E incluso, detalles como la célebre escena del banquete de los Magios, son tomadas directamente de tradiciones Masónicas, como el ágape, en ese caso específico.

Pero entonces, si este capítulo es una referencia tan clara a esta Orden, ¿es a su vez una crítica a la misma?

Por supuesto que sí.


¿Es una crítica fundamentada?

La verdad es que… podría serlo.

Magios, Masonería y el Siglo XXI

Hay algo que no aclaré en la comparación previa.

La Masonería, al contrario de los Magios, no es una institución que busque controlar al mundo con hilos invisibles tras el telón. Aún cuando muchos han pensado así por siglos.

La verdad es un poco menos espectacular, pero más reconfortante. Es una escuela filosófica que ha crecido, se ha transformado por siglos y ha hecho su mejor esfuerzo por aportar un granito de arena a nuestra sociedad. Pero no es, ni nunca dejará de ser, un reflejo de esta última. Y siempre será susceptible a las mismas críticas.

‘Homero, el Grande’, está lejos de ser un capítulo anti-Masónico. Nada más lejos de la realidad. Dentro de la Masonería moderna es a menudo referenciado, pues es una divertida manera de ver a la Orden y un constante recordatorio de lo que nunca debe ser. Y, eso último, aplica para todos nosotros, Masones o no, pues siempre estamos tambaleándonos sobre la delgada línea que separa el vicio de la virtud.

(Ah, y si quieres leer más sobre los Magios de la vida real, junto a fotos de los Magios de la vida no-real, y otras publicaciones de temas similares, podrías leerme y ver mis fotos en Instagram.)